Bienvenidos a Derrumbando los Muros del Sistema

Desde que nacimos hemos sido manipulados, educados para aceptar los dogmas que han regido la sociedad. Esos dogmas son múltiples: ideologías políticas, religiones desviadas, historia oficial manipulada; todo con la participación de gobiernos coludidos con el sistema.
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martes, 17 de mayo de 2011

Tendencias de una Era Moderna

Se presume que estamos en la era moderna. Una era que ha prometido vanguardia e innovaciones, un futuro comprometedor y brillante. Una era que fabrica sueños y anhelos, complica fantasías y a veces las hace polvo en un abrir y cerrar de ojos. 

Los avances tecnológicos, la globalización, las fronteras sin límites son el motor de los cambios que no podemos detener. Todo está lleno de dinamismo que sin darnos cuenta somos parte de ello, no escapamos de las redes interminables que se han venido presentando.

La modernidad nos muestra un mundo de artistas millonarios, el sueño americano, el éxito rotundo en la meta por tener todo el dinero posible para "vivir bien". Nos mencionan que una vida plena es utilizarla para obtener bienes materiales, en comprar un auto, una casa, joyas, prendas, aunque desperdicies toda tu valiosa vida en logros que para algunos podrán ser inalcanzables.

La tendencia de la era moderna es materialista, que se traduce en dinero. Figura caracteres específicos de consumismo. Se apropia de las emociones humanas y las vende, es el mensaje de la vanguardia: todo tiene un precio.

Los valores materiales son un factor que incita las ambiciones, las actitudes más nefastas, las visiones más insignificantes, los valores más mundanos. El valor que le damos a lo material supone llenar nuestros huecos como personas, supone eludir que el principal objetivo de la raza humana es la propiedad, todo se traduce a un vacío material, pero a parte de eso, vacío espiritual, vacío mental.

Traté de encontrar las victorias y logros de un tiempo que nos habla de ventajas y de una felicidad incompleta. Me dí un paseo por la realidad y me encontré con gente que aún se muere de hambre en pleno siglo XXI, donde los monopolios controlan la producción de los alimentos básicos. Observé que los productores prefieren tirar la comida para no perder ganancias a sabiendas que a unos cuantos minutos se encuentra una comunidad con pobreza extrema.

Los comienzos del siglo XXI han sido la continuación de diplomáticos hipócritas, relaciones internacionales para decidir las políticas económicas que seguirán llenando los bolsillos de nuestros mandatarios político-empresariales. Estos inicios del siglo se han perpetuado las guerras por la paz, matando a inocentes, las potencias matan gente para salvar a las naciones. Unas instituciones deciden la dirección económica; el FMI; el Banco Mundial, el BID, dicen conocer las fórmulas para acabar el hambre y la pobreza. Llevan decenas de años creando las agendas de los Estados soberanos y el resultado ha sido: más humanos como tú y yo que durmieron sin algo en el estómago, mientras que otros tantos más se ríen de nosotros.

En la era del consumismo como icono y base de vida, nos presentan necesidades inútiles, nos inculcan por medio de la televisión y la mercadotecnia el gusto por lo profano, lo temporal. El orden de la vida la transforman en nada, en simples individuos utilizados para pelearte por una prenda, por el mejor auto, por el reloj más caro. ¿Eso seremos, sencillos objetos de consumismo?

Veo en muchos el vacío humano, la felicidad temporal que un artefacto le da a una persona. Creemos que la vida así debe de ser (los llamados paradigmas de la modernidad), nos han hecho creer que tu vida está completa teniendo todo lo más que puedas; el trabajador moderno es el esclavo moderno. Esclavo de sus deudas, del estrés del sistema monetario, esclavo de un trabajo que te absorbe, que es dueño de tu tiempo. Siendo una ficha desechable e intercambiable.

Al sistema no le funcionas si no produces y si te atreves a desenmascararlo, serás catalogado como un fracasado, un mediocre, consecuencia de una forma de pensar que nos dice que para llegar a ser algo o alguien debes adecuarte a las órdenes de la élite político-empresarial-eclesiástica. Esto es parte de esa modernidad: produce y mantente callado, consume y simula que eres feliz. El sistema prolonga el individualismo como ideología: si yo estoy bien lo demás no es importante.

Con las tendencias de la actualidad nos olvidamos del humanismo, de la caridad, la solidaridad; valores en sí. Olvidamos el contacto con lo interior y lo exterior, de nuestro papel como seres sociales, políticos y espirituales. Prevalece la comodidad. Dejamos nuestro papel, de nuestra ubicación en el universo y el complejo planeta Tierra, así como su orden. No tomamos conciencia de la devastación de nuestra naturaleza, ¿qué somos sin la existencia de la naturaleza?

La era moderna es el vacío humano, es la ruindad de una forma de vida que nos ha ido matando y acabando, nos somos indiferentes, parece que algunos ya no saben quienes son, trae como consecuencia la pérdida de la identidad, de la esencia del espíritu y la conciencia. Esta era no es lo que parece.

Dejo en claro que: nada de lo que tenemos es realmente nuestro. Estaremos en la era moderna cuando los gobiernos prefieran salvar a sus pueblos que a los bancos millonarios, cuando ya no haya humanos que se mueran de hambre.

Javier Valdivia

2 comentarios:

  1. EXCELENTE SIGUE ESCRIBIENDO JAVIER SALUDOS GL.034

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  2. Lo suscribo plenamente, comparto tus valores. Es la lucha entre tener o ser, como escribía Erich Fromm. Gracias Javier. Álvaro de Regil

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